sábado, 4 de abril de 2009

EL TERROR A LA SEXUALIDAD

El terror a la sexualidad.

EDUARDO CONTRERAS MERINO.

A lo largo de la historia de la humanidad hay algo que se repite constantemente, algo que ha estado presente en diversas culturas desde la grecolatina hasta nuestros tiempos modernos y es la preocupación constante del hombre por el tema de la sexualidad y la paradoja que se genera por la fascinación y el terror que esta genera en el sujeto.

Ahora bien, el hecho de que la sexualidad haya sido objeto de cuestionamiento, de interés y de horror no implica que sea haya vivido de igual forma por los sujetos en las distintas épocas históricas, ni que las preguntas sean las mismas.

Para describir estas diferencias comenzare en el periodo grecolatino en donde la preocupación por la sexualidad no esta del lado de las practicas sexuales como tales, sino de los momentos y los tiempos en que se practicaban.

La organización social de la antigua Grecia estaba conformada por los hombres libres, es decir era una cultura falocentrica, es decir una sociedad dominada por hombres y en donde existían esclavos, en donde las mujeres desempeñaban un rol de progenitoras y de cuidadoras del hogar pero no tenían ninguna injerencia en el ámbito político, ni eran tomadas en cuenta en la toma de decisiones de la ciudad.

Esto marca un precedente sobre como era estructurada la relación entre hombres y mujeres, una relación desigual y con fines meramente reproductivos y políticos.

Esto en función de que dar descendencia en primer lugar era una obligación como ciudadano griego, era parte de su deber moral con la ciudad y parte de su rol social.

Esto debido a que el dar descendencia permitía a la ciudad el tener mas fuerza de trabajo a su vez podían ser futuros miembros del ejercito y por tanto tener una fuerza bélica más grande que las demás naciones lo cual se traducía en poder y dominación sobre los demás pueblos.

Esto lleva a formular la siguiente pregunta ¿qué pasaba con la sexualidad entre los griegos? ¿Qué les preocupaba de la sexualidad? ¿Dónde estaba el temor a ella?.

Para responder a estas preguntas hay que diferenciar dos aspectos importantes en la forma de concebir la sexualidad en los griegos, por un lado la relación sexual con las mujeres concebida como una forma de cumplir sus obligaciones y deberes con la ciudad y por otro lado la forma en que se relacionaban con los hombres y el deseo hacia los hombres, principalmente hacia los adolescentes.

La primera parte ya he expuesto las funciones sociales que permitía esta forma de relación, pero en lo que refiere a la relación con los hombres ¿cómo opera? ¿Cómo es posible conciliar el hecho de una cultura de dominación de los hombres y en donde se presentaran practicas sexuales homosexuales y que no conformes con eso, fueran aceptadas socialmente e incluso deseadas?

Para responder a esto hay que aclarar que contrario a lo que se cree comúnmente la sociedad griega no era específicamente una sociedad cuyo goce máximo se encontraba en las practicas homosexuales, sin oque para ser mas específicos se podría hablar de una cultura de mas de corte pedofila debido a las edades en las que un joven comenzaba a tener relaciones sexuales con un adulto.

Pedofila porque las edades en que un joven comenzaba a ser deseado por los adultos iniciaban desde loas 11, 12 años y culminaban al cumplir los 18 en donde era considerado un hombre y por tanto ya no eran bien vistas ni aceptadas sus practicas homosexuales, solo eran permitidas entre jóvenes y adultos y siempre como una forma de manifestación de amor, no como una forma de obtener algo o de conveniencia como si estaba estructurada la relación con las mujeres.

¿Y donde esta el terror a la sexualidad en al cultura griega? Si no esta en las practicas sexuales ¿donde se deposita este horror? Se deposita en la frecuencia, en el control y el dominio de sí mismo con respecto a lo sexual.

Para el ciudadano griego el controlar sus pasiones sexuales era objeto de admiración y reconocimiento, el no dejarse dominar por ellas, contenerlas cuando era necesario era un deber moral en la antigua Grecia, un deber que si bien no se exigía como ley ni era castigado legalmente aquel que cedía a los placeres del cuerpo, si era mal visto moralmente, era visto como un hombre débil y por ende se cuestionaba muy severamente su capacidad para opinar en lo concerniente a los asuntos de la ciudad así como su derecho al voto.

El terror estaba colocado en el exceso, en la intensidad de las sensaciones que lo sexual puede producir en el sujeto y los efectos de locura y de demencia que esto puede producir en el hombre si se deja llevar por ellas.

Un hombre libre debía saber controlar sus deseos y pasiones y saber que había un tiempo y un momento determinado para eso sin caer en la locura ni en la pasión desenfrenada.

Esta forma de concebir la sexualidad duro mucho tiempo, solo fue modificada en la medida de la estructuración e implantación de una nueva forma de concebir al ser humano, de concebir la espiritualidad y sobre todo una nueva forma de vivir, este proceso es conocido como la producción del cristianismo como religión dominante en la cultura occidental.

El cristianismo marca en lo que se refiere a la sexualidad una forma radicalmente opuesta y diferente a la concepción de la Grecia clásica y de la cultura latina precristiana, redimensiona la forma de vivir la experiencia sexual.

Con el logro de poder por parte de la religión cristiana y la consolidación de la iglesia se instaura un discurso hegemónico con respecto a la forma de concebir la vida, un discurso que marcaba y dirigía, que imponía formas de comportamiento y de pensar.

Esto lleva a uno de los periodos más deprimentes de la humanidad el periodo del oscurantismo, un periodo caracterizado por la ausencia de nuevas formas de pensamiento, nulo avance tecnológico y un retroceso en la evolución social.

En lo que respecta a la sexualidad el discurso cristiano atravesó al sujeto de 2 formas principales, en primer lugar en la renuncia a la carne y en la imposición del pensamiento que proponía que el deseo estaba del lado del pecado y de lo demoníaco y que el placer era algo de lo que el sujeto tenia que privarse con tal de ser bien visto ante los ojos de dios.

La renuncia a la carne marca una nueva forma de experimentar la sexualidad porque a diferencia de los griegos en donde el control se dejaba del lado del sujeto, de su trabajo consigo mismo y su capacidad de control de sus pasiones en la aproximación cristiana el control proviene de una entidad externa, de un poder superior que solo ve con buenos ojos el ejercicio de la sexualidad con fines de procreación.

Se imponen pautas a seguir para con estas practicas, se coloca la sexualidad del lado de lo horroroso, de lo degradante, se pone énfasis en la idea de que el goce sexual, que el placer es degradante, impuro que un ser humano que se considere devoto de la religión cristiana no puede degradarse a ese nivel, por ende se inicia una oleada represión inmensa, una represión que ya no parte del sujeto para si mismo si no que parte de un discurso externo a el.

Y se impone además otra forma que marca al sujeto en la manifestación de la sexualidad y es la idea de que el cuerpo es impuro y contaminado, la idea de que lo corporal es algo de lo que hay que desprenderse, algo que hay que desechar, se instaura la construcción del cuerpo, mas específicamente el cuerpo femenino como el representante del pecado, de lo horroroso, de la tentación de la locura y del mal.

La feminidad cobra aquí un carácter terrorífico, se producen algunos símbolos icónicos de este periodo como lo son las brujas, mujeres de aspecto amenazante y desagradable que se dedican a realizar toda una gama de aberraciones sexuales, como copular con animales, adorar al demonio y tener relaciones sexuales con él, realizar conjuros enfocados a hechizar a los hombres con la finalidad de despojarlos de todos sus bienes.

Se desarrolla un miedo a las mujeres consideradas seductoras, o que expresan su sexualidad de una formas mas abierta, incluso una gran parte de los juicio que se llevaron a cabo a mujeres por parte de la santa inquisición partían de la acusación de brujería.

Y con esta forma de castigo al deseo sé construye una de las formas más efectivas de control social de los sujetos que es el de la confesión, la construcción de un discurso que obligaba al sujeto a hablar de sus deseos más profundos de sus acciones mas secretas, de sus pasiones y por ende sus pecados con el argumento de que al hablarlo y confesarlo frente a un especialista que escuchara esto era la única forma de obtener el perdón por estos pecados y de garantizar su lugar en el paraíso.

Se instaura la figura del cura confesor, aquel depositario de toda la serie de pecados y de transgresiones a los deseos de dios, este confesor es aquel que se sacrifica y escucha todos los pecados de los creyentes, aquel que sabe como guiar la fe de los sujetos y que además puede perdonar el pecado, por medio de un pago y de una penitencia.

Esto construye una forma de saber con respecto al deseo de las personas y se construye y se descubre que el saber sobre las personas da poder a quien lo posee, le permite el dominar a los otros y obtener beneficios económicos, se comienza a vislumbrar lo que varios siglos después será la constante en la subjetividad colectiva que es la desubjetivacion de la sexualidad así como su mercantilización, la proposición de que “el saber lo que el otro desea produce dinero”.

Esta forma de experiencia subjetiva entorno a la sexualidad se reprodujo durante varios siglos y es con el fenómeno social conocido como la ilustración que se reestructura una nueva forma de experimentar la sexualidad.

Se construye una nueva forma de delimitación de la sexualidad, pero que no difiere en gran medida del posicionamiento de la renuncia a la carne, se sigue instaurando una prohibición con relación al placer sexual, se sigue reproduciendo la idea de la confesión como forma de purificación y se sostiene la idea de lo sexual como pecado.

¿En que cambia entonces el posicionamiento de la sexualidad? Cambia en diversos aspectos, en primer lugar, se comienza una forma de relación del sujeto con su sexualidad vía la palabra, con el invento de la imprenta el sujeto comienza a hablar de los deseos, comienza a evidenciar a una serie de practicas y de deseos que aunque no eran hablados ni confesados públicamente, son realizados en lo privado, en la oscuridad de la alcoba, entre las sombras, de tal forma que nadie se entere de las practicas sexuales que los sujetos practican en secreto ya que con la confesión son forzados a nombrarse pero eso ya será tema de otro escrito.

1 comentario:

  1. me gusta el tema de la sexualidad siempre interesante y me gustaría que pudieras ahondar un poco más en la época de iniciación cristiana que me parece untre,tremendo parteaguas con respecto a la tematica que tocas; por ejemplo la noción de un Dios desprovisto de cualquier placer sexual; lo cual se ha cuestionado recientemente con la idea de Maria Magdalena y su relació c on cristo; por otra parte la época del imperio griego nos puede dar pauta a entender la probable necesidad de que exista un delimitamiento en los instintos humanos; muy cuestionable este ultimo punto y que podría llevar a ciertos debates, pero que sin embargo, igual podrían llevarnos al entendimiento de ciertas transformaciones en dentro de la estructura del sujeto.

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